Queridos hermanos y hermanas,
Este semana celebramos el Día de Acción de Gracias.
Si bien es una celebración “secular”, e muchos sentidos es verdaderamente un día religioso.
¿A quién le damos gracias? La respuesta es al Dios TrinitarioDando gracias en tiempos toDando gracias en tiempos tormentosos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por todo lo que somos, por todo lo que tenemos, por todo lo que hemos recibido.
Es importante reconocer que somos los recipientes de tantos dones de Dios. El Día de Acción de Gracias nos brinda una oportunidad de reflexionar sobre estos dones y sobre todo, en el Dador.
Originalmente, El Día de Acción de Gracias fue celebrado por los peregrinos para dar gracias a Dios por su segura llegada y por la generosidad que recibieron, incluyendo la de los Nativo americanos, quienes compartieron con ellos.
Se proclamó formalmente un día festivo por Abraham Lincoln. Incluso en el medio de la terrible Guerra Entre los Estados, el reconoció nuestra necesidad y nuestro deber de dar gracias a un Dios amoroso y generoso. La proclamación de 1863 agradeció por “los generosos dones del Dios Altísimo.”
Para muchos de nosotros en este año ha habido mucho sufrimiento. Ciertamente, la destrucción provocada por el huracán Sandy podría plantear la pregunta entre algunos, “¿De que hay que estar agradecidos?”Dando gracias en tiempos tormentosos
Hay y continúa habiendo mucho que agradecer.
Estamos agradecidos por el regalo de la vida. Estamos agradecidos por todos aquellos que respondieron a nuestra necesidad, que vinieron a la ayuda de nuestras comunidades asediadas. Estamos agradecidos de que Dios continúa velando por nosotros, así como El inspiró a muchos a ser generosos con nosotros.
Se ha convertido en una costumbre admirable para muchos Católicos de participar en la celebración de la Eucaristía en el Día de Acción de Gracias. Para los Católicos, la Eucaristía sigue estando en el corazón de nuestra oración de Acción de Gracias.
Es muy apropiado que celebremos nuestros agradecimientos en la oración máxima de Acción de Gracias, la celebración de la Eucaristía, los frutos de este gran regalo que hemos recibido, a través del sufrimiento, muerte y resurrección de Jesús, el regalo de la salvación, el regalo de la vida eterna con el Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Obispo José Galante
Diócesis de Camden