Algunos preguntan porque líderes de la Iglesia hablan sobre lo que a menudo se consideran cuestiones meramente políticas. Sin embargo, lo que se llama cuestiones políticas realmente afectan a las personas, sus vidas, su presente y su futuro. Estas cuestiones no existen en un vacío separado de los seres humanos.
Así que, muy a menudo lo que se ve como meras cuestiones “políticas” abordan también preocupaciones morales. Los líderes religiosos tienen la responsabilidad de enseñar lo que es justo, correcto y moral. Esta clase de temas no se hablan debido a una afiliación a un partido político particular, sino porque tocan las vidas de muchas personas.
Una de estos temas es lo que se llama el “Dream Act”. Este proyecto de ley que está siendo considerado en el Congreso ofrece la posibilidad a los jóvenes, que están en el país como personas indocumentadas, de lograr la ciudadanía. Ellos podrán obtener esto, si la propuesta se convierte en ley, completando al menos dos años de universidad y obteniendo un título. O completando dos años de servicio militar. En otras palabras, los jóvenes que están haciendo una contribución para el bien del país tendrán la oportunidad de convertirse en ciudadanos americanos, siempre y cuando hayan entrado a los Estados Unidos antes de los 16 años de edad y actualmente sean menores de 35 años, hayan estado presentes en este país durante cinco años, hayan sido aceptados a una universidad y ser determinados como de buen carácter moral.
¿Por qué es necesario el “Dream Act”?
Muchos de estos jóvenes vinieron aquí con sus padres a una temprana edad. Sin embargo, están impedidos de tener alguna posibilidad, con la presente ley, de cambiar su estatus. Los estudiantes inmigrantes sin estatus legal, graduados de secundaria en los Estados Unidos tienen pocas opciones. Legalmente no pueden obtener empleo. Ellos no pueden alistarse en el ejército. En la mayoría de los estados, ellos no pueden asistir a la universidad. Muchos son vulnerables a ser deportados a sus países de origen, incluso en casos donde, traídos aquí en su infancia, tienen pocos vínculos a la patria de sus familiares.
Debe señalarse que el “Dream Act” no es un sustituto de una reforma migratoria amplia. Esto es un componente, pero todavía existe la necesidad de un enfoque más amplio que sea justo y equitativo.
Los obispos católicos apoyan el “Dream Act” porque como líderes religiosos, estamos comprometidos a promover la dignidad de cada ser humano. Los inmigrantes no pierden su dignidad humana por el solo hecho de venir a los Estados Unidos desde otro país.
El cardenal Theodore McCarrick, ex-arzobispo de Washington, habló recientemente en apoyo del “Dream Act”, resaltando que quienes se beneficiarían “son los americanos, para todos los efectos prácticos”. Recientemente, durante una conferencia de prensa, dijo que muchos de los que apoyan el “Dream Act” se han arriesgado a la deportación por abogar por la oportunidad de convertirse en ciudadanos americanos.
“¿Por qué no queremos abrazar su dedicación, energía, talento y coraje, características que han hecho a nuestra gran nación? Sería nuestro detrimento olvidarnos de ellas”, dijo el cardenal.
Junto con el cardenal, los obispos de este país, ven a Estados Unidos como un país que se ha presentado al mundo como un lugar de oportunidades, libertad y un lugar donde las personas pueden proveer una mejor vida para sus familias y ellos mismos. ¿Cómo podemos aspirar a ser fieles a lo que decimos sobre nosotros mismos, si nos negamos a brindar las oportunidades que disponemos?
El poema en la base de la Estatua de la Libertad pide al mundo “Dame tus cansados, tus pobres, tus masas amontonadas anhelando respirar libres”. La estatua ha servido como un faro para las generaciones de inmigrantes, sin embargo, nosotros contrastamos eso con las vallas que se están construyendo a lo largo de nuestra frontera sur. Como nación, ¿tenemos una personalidad dividida? ¿Estamos invitando y dando la bienvenida en una frontera y obstaculizando y manteniendo afuera en otra?
Las personas tienen derecho a una vida de dignidad, respeto y oportunidad. Como americanos, nos hemos jactado nosotros mismos sobre el potencial que existe aquí. Como Católicos, estamos moralmente obligados a edificar y destacar la dignidad que Dios ha dado a cada ser humano.
Partidarios del “Dream Act” han designado del 23 al 25 de septiembre como “Dream Act Sabbath”, ofreciendo la oportunidad para la gente de fe de reflexionar sobre la pregunta ¿quién es nuestro vecino? Sin duda, es necesario este tipo de reflexión de fe sobre el “Dream Act”, una propuesta que apoya la dignidad humana y trasciende la política.