Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
El tiempo de Cuaresma, mientras que es un tiempo de penitencia, de limosna y de oración, es también un tiempo de conversión. Nuestras prácticas cuaresmales están destinadas a permitir que examinemos nuestras vidas, especialmente en lo pertinente a nuestra práctica de la fe.
La penitencia y la limosna son prácticas que nos permiten desechar cosas en nuestras vidas, que nos impiden una conciencia más profunda de nuestra relación con Jesús y son obstáculos para una práctica más completa de la fe. Es un tiempo para la limpieza primaveral en nuestra vida interior.
Estas prácticas cuaresmales – la penitencia, la limosna y la oración — nos deben llevar a un examen de nuestras vidas y nuestras fortalezas, debilidades, éxitos, fracasos y puntos ciegos. ¡Que afortunados somos de tener un remedio!. El Sacramento de la Reconciliación es un regalo grandioso. Este es un sacramento mediante el cual podemos reparar la ruptura de nuestra relación con Dios que el pecado causa. Este es un vehículo para el fortalecimiento de esa relación que se ve debilitada por nuestras debilidades humanas y es un lugar de sanación. Si, recibimos el perdón de Dios através del sacerdote, quien representa a la vez a Dios y a la comunidad, ya que todo pecado afecta no solo nuestra relación con Dios sino también a nuestros hermano/as Cristiano/as. Y por lo que también necesitamos reparar esa relación en el Sacramento de la Reconciliación.
El poder curativo del sacramento a veces es pasado por alto. ¿Cuán frecuente en los Evangelios Jesús físicamente sanaba a alguien como una señal de su poder de perdonar? (Podemos encontrar un ejemplo en Marcos 2: 1-12).
Jesús continúa ese poder de sanación, así como el del perdón en el Sacramento de la Reconciliación. A medida que expresamos pena por nuestros pecados, también debemos pedir ser sanados, no solo de los efectos de nuestros pecados sino también del impacto de los pecados de otros que nos han herido. El Sacramento de la Reconciliación es un sacramento poderoso y maravilloso. Necesitamos aprovechar más frecuentemente este sacramento.
Hay un gran consuelo en ser capaz de llevar nuestras cargas al sacramento. Ahí encontraremos el sentido y la compasión que Jesús sigue mostrando. Vamos a encontrar la sanación, el perdón, la paz y el consuelo. Vamos a encontrar una energía renovada para profundizar en nuestra fidelidad y vivencia gozosa de la Buena Nueva.
Y así, hermanas y hermanos, yo les insto a tomar ventaja de este tiempo de gracia de Cuaresma celebrando el Sacramento de la Reconciliación. Hay muchos sacerdotes amables y compasivos que están listos para recibirles y para mediar la sanación y el perdón de nuestro Dios misericordioso.
Que Dios los continúe bendiciendo y guiando,
Reverendísimo José A. Galante, D.D., J.C.D.
Obispo de Camden