Uno de los puntos que vengo enfatizando consistentemente desde que asumí el rol de Obispo de Camden es mi gran preocupación por los católicos inactivos.
Me duele ver que muchos católicos en el Sur de Nueva Jersey, en porcentajes similares a otros lugares a lo largo y ancho del país, no están beneficiándose de las riquezas espirituales ofrecidas por nuestra iglesia.
El sacerdote jesuita Thomas Reese, comentarista muy reconocido sobre temas católicos, dijo lo siguiente en su mensaje escrito para el Reportero Nacional Católico del 18 de abril, que una de las razones para que esto suceda puede ser: con frecuencia, fallamos en alimentar el gran hambre que sentimos por las Sagradas Escrituras.
El Padre Reese estaba examinando información del Pew Research Center que afirmaba que uno de cada diez americanos es ex – católico. Si tan solo agrupáramos a todos en su propia categoría, el grupo sería el número tres en los Estados Unidos, después de los católicos activos y los bautistas.
El Padre Reese afirmó que estos católicos no practicantes son rápidamente divididos entre aquellos que se unen a otras congregaciones y aquellos que dejan toda clase de prácticas religiosas. El artículo del Padre Reese se centra en aquellas personas que se unen a grupos protestantes, ya sea evangélicos y /o denominaciones tradicionales.
El Padre Reese nos ofrece tres explicaciones basadas en la encuesta recibida del ¿Por qué los Católicos se unen a los Grupos Protestantes? Permítanme concentrarme en uno solamente. Aquellos que dejan la fe católica, informa el artículo mencionado, encuentran mucho mas fácil de satisfacer el gran deseo de entender las Sagradas Escrituras mucho mejor fuera de la iglesia católica.
Este es un mensaje que debe incomodarnos tremendamente. Muchos católicos con frecuencia se sienten intimidados por nuestros amigos protestantes que parecen tener mayor familiaridad con las Escrituras, citando los capítulos y versículos con facilidad. Esto puede ser muchas veces algo exagerado. Personalmente, encuentro que aquellos católicos que siguen fielmente las lecturas de las misas diarias tienen un mejor conocimiento y entendimiento de las Escrituras de lo que ellos mismos afirman públicamente.
Aún así, todos podemos mejorar mucho más.
Considero de suma importancia para nosotros católicos el crecer más y más en un mejor conocimiento del Antiguo y Nuevo Testamento. Las Sagradas Escrituras son la Palabra viva de Dios. En las Escrituras, es Dios mismo el que nos habla aquí y ahora. Las Escrituras no están dirigidas solamente a contarnos eventos que sucedieron en el pasado, pero si son la Palabra de Dios para cada uno de nosotros en el vivir de cada día.
Como católicos que somos, necesitamos entender que reflexionar y meditar sobre las Escrituras debe ser una tarea importante de nuestra vida de oración.
Algunos dirán que quizás no entienden lo que las Escrituras nos están diciendo. Pero, si tan solo nos tomamos unos minutos para reflexionar, descubriremos que la Palabra de Dios si nos habla en el hoy y ahora de nuestras situaciones diarias.
Por ejemplo, una lectura meditativa de los Salmos puede llegar a sorprendernos al notar que el autor sagrado habla directamente a nuestras sentimientos y emociones, a los sentimientos de soledad y abandono, declarando firmemente que nuestra confianza debe estar puesta en el Señor que escucha el llanto del pobre ( Sal 27).
Cada vez que leemos los acontecimientos de la vida de Jesús, descubrimos la humanidad de Jesús. Jesús mismo sufrió el rechazo de su propia gente (Lc 23 ) . ¿Cuántas veces no hemos sentido lo mismo nosotros?
Jesús lloró amargamente por la muerte de su amigo Lázaro y se unió a la pena de las dos hermanas de Lázaro y amigas suyas , Martha y María ( Jn 11 ). También vemos ejemplos concretos del perdón y misericordia que ofrece Jesús. La mujer adúltera es liberada por el mismo Jesús ( Jn 8 ). Hoy mismo, con el apoyo de las Escrituras, puedo conectarme con el entendimiento, perdón y caridad que Jesús siempre modeló. Las Sagradas Escrituras permanecen siendo el regalo mas grande que ayuda a nutrir nuestra fe, refuerza nuestra esperanza y nos guía en los esfuerzos por permanecer fieles seguidores de Jesús.
Pero, ¿Cómo obtener la familiaridad con las Escrituras de tal manera que llegue a convertirse en el compañero en nuestro peregrinar de oración?
La Internet puede ayudarnos. En la pagina web www.usccb.org , las lecturas diarias de la misa están a disponibilidad para nuestra reflexión personal.
Los pies de páginas en muchas biblias católicas describen los significados de los términos bíblicos y el fondo histórico que le da mayores riquezas. De tal manera que todo lo leído se hace mucho mas claro para todos. Rezar con las Sagradas Escrituras no es solo para los profesionales que tienen títulos teológicos académicos.
Como católicos, admitimos que sí vemos a las Sagradas Escrituras desde una perspectiva diferente a la de nuestros vecinos protestantes. La Iglesia misma también nos recuerda, como buena maestra que es, que Dios trata de ayudarnos a entender la Verdad a través de imágenes, ejemplos y el uso de historias.
Conforme lleguemos a ser mejores en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, nos vamos a encontrar reflexionando en un versículo e historia que habla mejor a nuestro peregrinaje espiritual personal. San Pablo en su carta a los Filipenses, capítulo 2, se ha convertido en la piedra angular de mi reflexión espiritual, de manera particular el siguiente pasaje: “Se rebajó a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Este pedazo del mensaje bíblico me recuerda que la capacidad de rebajarnos a ejemplo de Jesús es un desafío para toda la vida. El llamado a tener la mente de Jesús me urge a tener que dejar de lado aún las cosas buenas de mi vida para que pueda ser más y más como Jesús mismo. Descubrir lo que Jesús desea de cada uno de nosotros es posible lograrlo mediante una lectura meditativa de las Escrituras, tan relevante hoy como lo ha sido por siglos.