SICKLERVILLE — El evento, que se desarrolló durante varias horas, estuvo llenó de estadísticas, análisis de eventos mundiales y alusiones a la política nacional, referencias a las Escrituras y documentos de la iglesia y testimonios personales. Todo parecía sumarse a un principio simple: ser Cristiano Católico es ser hospitalario con los inmigrantes y los refugiados.
En una variación de la famosa observación de Tip O’Neill de que toda la política es local, la presentación comenzó con una visión global de la migración en todo el mundo durante los últimos 50 años, demostró la creciente importancia de los Hispanos y Latinos en la iglesia en los Estados Unidos, y terminó concentrándose en la importancia de integrar a los inmigrantes y refugiados en la vida de la iglesia a nivel parroquial.
La presentación, Inmigración y la Comunidad Latina, se realizó el 4 de mayo en la Parroquia San Carlos Borromeo. Copatrocinado por las oficinas de Ministerio Hispano y Ministerios de Vida y Justicia de la Diócesis de Camden, atrajo a unos 50 clérigos y religiosos, líderes parroquiales y feligreses.
El día comenzó con una presentación de Jeffrey Wallace de Catholic Relief Services (Servicios de Ayuda Católicos), la agencia de ayuda exterior de los Católicos de los Estados Unidos. También incluyó los testimonios personales de una Soñadora (dreamer) que fue traída a los Estados Unidos cuando tenía 3 años y ahora es una madre casada con dos hijos y trabajadora que paga impuestos; y de una estudiante de la Universidad de Stockton que visitó recientemente la frontera de Texas-México.
La experiencia de Wallace, los testimonios de las jóvenes y las discusiones en grupos pequeños condujeron a un tema común: la importancia de dar la bienvenida a los migrantes y refugiados a la parroquia y verlos como iguales. A pesar de conceptos erróneos comunes, su presencia enriquece a la iglesia y beneficia a la sociedad estadounidense, dijo Wallace. Su afirmación fue confirmada por las experiencias personales compartidas por la Soñadora y la estudiante universitaria.
Las presentaciones y diálogos demostraron cuán complejo es el tema de la inmigración en Estados Unidos hoy en día. Por ejemplo, Wallace señaló que los obispos de Estados Unidos reconocen que las personas tienen derecho a migrar para mantenerse a sí mismas y a sus familias, así como las naciones tienen el derecho de controlar sus propias fronteras. Y se observó durante todo el día que hay una tendencia a agrupar a todas las personas de habla hispana en un solo grupo, aunque ellos representan varios países y culturas diferentes.
Pero también quedó claro que lo que es bueno para los refugiados y los inmigrantes también es bueno para la sociedad estadounidense y las parroquias americanas en general. Dar la bienvenida a los refugiados e inmigrantes es solo parte de la construcción de la comunidad en cualquier parroquia o en cualquier otro lugar. En una de las discusiones de los grupos pequeños, una asistente originaria de la República Dominicana dijo que se convirtió en feligrés de San Carlos Borromeo debido a la cálida sensación de comunidad que encuentra allí y que no encontró en otra iglesia. Kim, la estudiante universitaria que habló sobre su experiencia en la frontera, comenzó su presentación explicando cómo la pastoral universitaria de Stockton la ayudó a superar el nerviosismo y la aprensión que sentía cuando comenzó en Stockton.
Con otros estudiantes y empleados de la Diócesis de Camden, Kim pasó varios días en el Centro de Refugio Humanitario en McAllen, Texas. La instalación ministra a inmigrantes centroamericanos que se rinden a la patrulla fronteriza, con la esperanza de que el sistema legal les permita permanecer en los Estados Unidos. Muchos huyen de la violencia de su país de origen.
Hasta cierto punto, el testimonio de Kim indicó por qué tantos hacen esa peligrosa peregrinación. Aunque sus propios padres son indocumentados y, por consiguiente, vulnerables a la deportación, las grandes necesidades que vio en la frontera eran completamente ajenas a ella. Luchando por controlar sus emociones, habló sobre los muchos niños que vio que habían pasado días sin comer adecuadamente o sin cambiarse de ropa, y que no saben lo que depara el futuro para ellos.
También estuvo disponible durante el día Carol Wood, abogada del Centro de Derecho y Justicia Social de Camden. Señaló que Estados Unidos niega entre el 70 y el 80 por ciento de las solicitudes de personas que buscan asilo, pero que una comunidad parroquial a veces puede ayudar a las personas con sus casos.
Al hacerlo, asegurando que las familias y las personas de habla hispana estén completamente integradas en sus comunidades, las parroquias pueden ayudarse a sí mismas. Durante el siglo pasado, los Hispanos y los Latinos representaron el 71 por ciento del crecimiento en la población Católica de los Estados Unidos, dijo Wallace. Pero también señaló que no se garantiza que la tendencia continúe, citando la investigación de que casi 14 millones de Hispanos, en su mayoría jóvenes y nacidos en Estados Unidos, bautizados y criados Católicos, han dejado de identificarse como Católicos.
Un evento similar en español se llevó a cabo el 5 de mayo en la Casa de Retiros Juan Pablo II en Vineland. El orador principal fue Roberto Rojas, Asesor Nacional de CRS para Ministerio Hispano. Asistieron alrededor de 80 personas.