Santa María de Guadalupe tuvo su acontecer en un momento crucial para los habitantes de México, y su mensaje sigue haciendo eco en el corazón y en la historia actual de cada persona creyente que sueña y lucha por una vida más digna, por un mundo más humano y con más calor de familia. Por eso la presencia de Santa María de Guadalupe y su mensaje, especialmente para el Migrante, sigue siendo significativa y actual después de 479 años de sus Apariciones.
Juan Diego, el vidente, recién convertido al cristianismo, pertenece a un pueblo derrotado, humillado, rechazado, dominado, y por tanto perteneciente a un pueblo hecho extranjero y migrante en su propia tierra. Juan Diego, víctima del abuso de poder, de la ambición, del racismo y de la exclusión se siente como él mismo lo confiesa en su diálogo con la Virgen: “ Yo en verdad no valgo nada, soy mecapal, soy estiércol, soy cola, soy ala, soy hoja, sometido a hombros y a cargo ajeno, no es mi paradero ni mi paso allá donde te dignas enviarme Virgencita mía.. . “ En una palabra, para Juan Diego y su pueblo era tiempo de oscuridad, muerte y desolación.
La realidad del migrante hoy, muchas veces es semejante a la suerte de Juan Diego, está condenado a vivir errante, a no sentirse en casa, a sufrir los abusos del poder, de la ambición, del engaño, de la amenaza e inseguridad, de la exclusión y rechazo incluso a veces de la misma Iglesia. Por eso Santa María de Guadalupe es no sólo celebración, sino mensaje de fuerza y esperanza, porque Ella cambia la historia. Ella, escoge a Juan Diego, el estiércol de la sociedad, lo hace digno embajador y portador de un mensaje totalmente nuevo, Jesucristo, cien por ciento Liberador e Incluyente, capaz de romper fronteras ideológicas, raciales, culturales e incluso religiosas.
El mensaje de Santa María de Guadalupe viene a llamarnos a la unidad en la diversidad; nos pide construir una Casa= un Santuario en la cual todos podamos entrar y tener un lugar en ella para formar parte activa en la construcción de la propia historia como Pueblo de Dios, y dejemos de ser simples espectadores ó ejecutores de voluntades ajenas. El mensaje de la Virgen de Guadalupe es construir un Santuario=Comunidad en donde podamos estar sin temor a ser expulsados, reprimidos o silenciados; es construir una comunidad en donde las diferencias raciales, culturales, lingüísticas, carismáticas no sean una amenaza sino una riqueza para el bien común. Santa María de Guadalupe nos llama a ser dignos mensajeros y embajadores como a Juan Diego, y a romper las fronteras existentes en nuestro corazón, en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad, y trabajar por construir ese Santuario=Nueva Familia Humana, en donde el Centro y la medida de nuestras actitudes y sentimientos, sean las mismas actitudes y sentimientos del Corazón de Jesucristo.
Por eso celebrar el 12 de diciembre, no es solamente recordar ó hacer memoria un acontecimiento pasado, sino animar y fortalecer el corazón como comunidad de fe, para juntos hacer realidad “El Santuario viviente” que la Virgen, Madre del Verdadero Dios por quien se vive, solicita también ahora en este Nuevo Tepeyac de Estados Unidos, pues el Santuario del Tepeyac está en tí y en mí cada vez que con actitudes concretas somos más hermanos y más hermanas, y rompemos toda frontera de egoísmos y diferencias para crear la verdadera Comunidad de Jesús.