VINELAND – Nicole Arango no habla, pero todas las mañanas se despierta y comunica la alegría de encontrarse con su padre.
“Ella sabe que papá va a entrar a su cuarto, la besará y le preparará el desayuno”, explicó su padre, Andrés Arango. “Cuando abro la puerta, ella sonríe y extiende sus brazos hacia mí. Todas las mañanas me enamoro de ella y hago lo que ella necesita. Soy un padre imperfecto, pero si soy capaz de hacer eso, ¿te imaginas lo que Dios Padre puede hacer por nosotros? Si cada mañana abrimos nuestras manos y extendemos nuestro corazón, Él nos va a amar. Él va a cuidar de nosotros”.
Arango, el Delegado del Obispo para el Ministerio Hispano y director diocesano de evangelización, relató su historia personal del amor de un padre durante “Theology on Tap” el 14 de julio en el Double Eagle Salón, en Vineland. Casi dos docenas de adultos jóvenes asistieron al evento, un relanzamiento del programa de RENEW International en la Diócesis de Camden. “Theology on Tap” tiene como objetivo unir en la fe a personas solteras o casadas, en sus últimos años de adolescencia, y entre los 20 y los 30 años de edad.
“Es una bendición estar aquí”, dijo Arango a los reunidos, recordando sus gratos recuerdos de las “Theology on Tap” que se llevaron a cabo hace años, cuando él era director del ministerio de adultos jóvenes en la Diócesis. José Rodríguez, actual director del ministerio de la familia y la juventud, dijo que estaba feliz de ver el regreso del programa.
En su charla, Arango se centró en la oración y la espiritualidad, y su papel en el fortalecimiento de la relación con Dios.
En la oración, dijo, puede haber una tendencia a “pasar demasiado tiempo hablando y sin escuchar a Dios. En ese sentido, no estamos realmente orando, ya que la oración es un diálogo con Dios, y un diálogo es una conversación entre dos o más personas para expresar ideas y afecto”.
En conversaciones unilaterales, dijo: “Dios quiere decirnos algo importante, pero no le permitimos hablar”.
Habló del poder que puede tener una relación con Dios, contando una historia que había escuchado de un sacerdote acerca de un hombre llamado Juan. Juan pasaba cinco minutos de su hora de almuerzo todos los días en la Capilla de Adoración de su iglesia. Cuando cesaron sus visitas, el sacerdote se preocupó y supo que Juan había sido hospitalizado. Aunque ningún familiar o amigo lo había visitado, Juan era la persona más feliz del lugar, afirmaron las enfermeras y los médicos.
El sacerdote, relató Arango, le preguntó a Juan por qué era esto. Juan dijo que todos los días, a la misma hora que habría estado en la Capilla de Adoración, “Jesús entra en mi habitación, se sienta frente a mi cama y dice: ‘Gracias por aceptar mi amor’”.
Como Juan, dijo Arango, todos los fieles pueden llegar a comprender que “estamos hablando con un Dios que está cerca de nosotros, que murió por nosotros” por amor. Sin embargo, este conocimiento requiere un compromiso de oración, ya sea de cinco, diez, quince minutos o más.
La espiritualidad es similar, dijo Arango. No es solo “cómo nos relacionamos con Dios, sino cómo nos relacionamos con nuestros hermanos y hermanas. Ser cristiano no es solo seguir a Jesús, ser discípulo, sino vivir, amar y perdonar como Jesús”.
Los asistentes escucharon atentamente el mensaje de Arango. “Escuché su pasión”, dijo Larry López de la Parroquia de la Divina Misericordia de Vineland. “Él me ayudó a saber que Jesús está aquí, y él está conmigo”.
Sentado junto a López estaba su amiga Yami Pérez, quien ya expresó interés en asistir a un futuro evento de “Theology on Tap”. “Necesitaba escuchar algo de esto”, enfatizó.
La pareja Shannon y Jayme Jaussi, quienes fueron recibidos en la Iglesia Católica durante la Vigilia Pascual en la iglesia de la Resurrección de Marmora, Parroquia de San Maximiliano Kolbe, dijeron que apreciaban las historias personales de Arango.
La pareja dijo que hicieron el viaje a Vineland queriendo “hacer más conexiones con jóvenes de nuestro grupo de edad”. Jayme Jaussi dijo que estaban “motivados de que hubiera mucha gente que también se sintiera así”.
Rodríguez, cuya oficina diocesana patrocinó la velada, dijo que estaba complacido de ver que el mensaje de Arango resonó en el grupo. La charla fue “un gran recordatorio para ver a Cristo con nosotros y junto a nosotros”.