El domingo 9 de febrero la iglesia observó el Domingo Mundial del Matrimonio, un día cuando los esposos y esposas que viven en el sacramento del matrimonio son reconocidos. En nuestro tiempo, en el que la sociedad continúa perdiendo la visión verdadera del matrimonio y crea una comprensión falsa y una visión superficial, la Iglesia afirma y enseña que el matrimonio es una institución natural querida por Dios y levantado por Jesús a la dignidad de un Sacramento. En Cristo, el matrimonio es una unión de por vida de un hombre y una mujer. Esa unión implica fidelidad, sacrificios, alegrías, amor conyugal, confianza y el regalo de uno mismo – del marido a la esposa y de la esposa al marido.
Utilizo la palabra belleza para describir el Sacramento del Matrimonio. Belleza porque Dios puede ser encontrado siempre en la belleza. En el matrimonio esa belleza es expresada en cómo el marido y la esposa se honran el uno al otro; en la decisión radical de amarse todos los días de sus vidas; en aceptarse el uno al otro por siempre sin ningún conocimiento del mañana. En guardar los votos matrimoniales del amor exclusivo de un hombre para una mujer, ahí está la belleza. Ahí está Dios. Los sacrificios se hacen del uno para el otro y por sus hijos. Comparten la vida y el hogar. Hay amor conyugal – dando y recibiendo el uno del otro. En esto se encuentra la belleza. Se encuentra Dios.
En el sacramento del Matrimonio el amor del marido para la esposa y de la esposa para el marido es un regalo. Cada uno es un regalo para el otro. Un regalo dado y un regalo recibido – libremente y totalmente del uno al otro. Para la esposa el regalo es de sí misma a su marido y para el marido el regalo es de sí mismo a su esposa.
En preparación para el Sínodo de Obispos que se celebrará en Octubre de este año, el Vaticano ofreció una encuesta a los obispos. El tema del Sínodo es “los desafíos pastorales para la familia en el contexto de evangelización.” En nuestra diócesis yo distribuí la encuesta a nuestros pastores; educadores religiosos; el consejo de diáconos, el personal diocesano, el Consejo Presbiteral, grupos de Encuentro Matrimonial y otros con el fin de realizar una consulta extensamente. Recibimos centenares de respuestas.
Muchas de las preguntas de la encuesta se refieren al matrimonio como parte del plan de Dios y otros asuntos que afectan a la familia en épocas modernas. La introducción de la encuesta habla sobre los desafíos que el matrimonio y la familia enfrentan en una sociedad contemporánea. Éstos incluyen: desafíos que devalúan permanencia y fidelidad en el matrimonio, desafíos de la cultura popular, de los medios y los cuerpos legislativos, incluso el fracaso de la Iglesia para enseñar y ayudar al los fieles a comprender la ley natural y el carácter sagrado de la vida humana.
Ésta es una descripción precisa de la situación en la cual nos encontramos. Por lo tanto, el testimonio de los esposos en el matrimonio sacramental se necesita más que nunca. Es un testimonio de que es posible amar a otro exclusivamente hasta muerte. Es un testimonio de amor que busca el otro; sale de sí mismo para el otro, como lo hace el amor de la esposa para el marido y el marido para la esposa. Una vez más, ese testimonio se necesita más que nunca. El testimonio fiel de votos sagrados permanece como testigo contra-cultural de la realidad del matrimonio en nuestro tiempo sobre el cual los informes de las encuestas y sobre el cual muchos de nuestros encuestados expresaron.
Por este testimonio al amor sacramental exclusivo agradecemos a aquellos cuyo matrimonio es un regalo para la iglesia y para la sociedad en general. En el Domingo Mundial del Matrimonio 72 parejas estuvieron presentes para renovar sus votos matrimoniales en la Misa organizada por nuestra Oficina de Vida Familiar. Esas parejas están celebrando aniversarios de oro y de plata este año. Los aniversarios especiales, de 25 y 50 años, merecen el reconocimiento y la gratitud de la Iglesia por su testimonio a Dios a través de la belleza de su matrimonio en Cristo.